Tranquilos todos con el buen inicio de México en Copa Oro, aunque hay que considerar que Honduras no tiene el nivel de EE.UU.
Por Juan Manuel García García
Se ganó, sí, pero no hay que exagerar en el festejo…
Se jugó mejor, sí, pero aún falta dominar un estilo de juego…
Lozano cumplió el objetivo, sí, pero él sabe que su rival está en el Grupo A…
Con un cambio de actitud entre los miembros del plantel de la Selección que participa en la Copa Oro que se juega en tierras del Tío Sam, México goleó en su debut a una débil Selección de Honduras, en lo que fue el debut de Jaime Lozano en la Dirección Técnica del representativo tricolor, en un encuentro en el que desde el primer minuto de juego se notó la diferencia con el mal juego en la pasada semifinal de la Nations League donde cayó por 3-0 ante Estados Unidos.
Y señalaba que desde el primer minuto se notó la diferencia entre Aztecas y Catrachos porque con apenas 50 segundos de juego México abrió el marcador por conducto de Luis Romo, quien aprovechó la deficiente marca de los pupilos de Diego Martín Vázquez en un rechace de la zaga apenas afuera del área grande y soltó un zapatazo con la pierna zurda y dar pie al primer grito de gol de la afición mexicana, que en esta ocasión sí llenó el NGR Stadium de Houston, Tx, en la Unión Americana.
Claro que esta victoria ante en conjunto centroamericano le quitó el sabor amargo que dejó la humillante derrota ante Estados Unidos, pero cabe señalar que no podemos echar las campanas a vuelo porque es menester señalar que para que se diera este resultado tuvieron mucho qué ver los errores del rival, pero sin duda que el buen inicio del TRI con “Jimmy” Lozano al frente hace abrigar la esperanza entre los seguidores, Directivos de a Femexfut, jugadores y Cuerpo Técnico de que con el cambio de entrenador el equipo domine un estilo de juego que le permita recuperar su imagen como referente principal de la Concacaf.
Pero para lograr lo anterior, es necesario que cada uno de los integrantes del plantel recupere la confianza en su capacidad, que se olvide de egos y actitudes negativas que nada tienen que ver con el espíritu deportivo. El Fair Play o Juego Limpio ha sido una iniciativa de la FIFA para acabar con la violencia en el terreno de juego o en la tribuna, ya sea física o psicológica -como el racismo o la intolerancia a la inclusión –en el tema de las preferencias sexuales- en el más popular de los deportes que se practican en el mundo.
Esto último viene a colación después de la denigrante reacción de César Montes, quien tuvo que recurrir a propinar una artera patada a un rival, ante su incapacidad para contenerlo en buena lid.
Pero volviendo al partido ante Honduras, si bien es cierto que se conjugaron las tres ”g” -ganar, golear y gustar- es menester dejar en claro que para los próximos juegos ante Haití y Qatar se espera también ganar, aunque quizás, no con la holgura y la contundencia exhibida ante los Catrachos.
Y es que más allá del marcador o la diferencia de goles, lo que para un servidor de seguro debe estar preocupando al sustituto de Diego Cocca en al banquillo del TRI, debe ser, precisamente, alcanzar el soporte físico que les permita un mayor rendimiento en la cancha; dominar un estilo de juego, encontrar la alineación idónea para cada cotejo y, sobre todo, recordar que en la medida de que acabe con las intermitencias en el buen accionar del equipo, será más fácil alcanzar el objetivo principal de la competencia: llegar a la final del torneo para enfrentar nuevamente a su rival a vencer, que no es otro más que el representante del país de la barras y las estrellas.
Y es que no hay de otra. México debe buscar, con argumentos futbolísticos, recuperar su imagen como el tradicional equipo a vencer en la Concacaf, pero de que va a ser difícil, eso ni dudarlo, porque el retroceso de las últimas dos décadas ha sido por demás evidente. Y lo peor es que mientras México ha dejado de ser el Gigante de la Zona, países como Jamaica, Honduras, Canadá, Costa Rica y principalmente Estrados Unidos, no sólo han recortado la brecha con el nuestro, sino que ya la desaparecieron y cada día cuesta más trabajo sacar un resultado a favor tan amplio como el del pasado domingo.
En conclusión, el lastre para México, no solo en el futbol, sino en la dirección de todos los deportes, es que los federativos solo buscan llevar “agua a su molino” y buscan más el beneficio económico de sus gestiones que el deportivo y, a pesar de ello, no hay federación en la que sus dirigentes no busquen eternizarse en el puesto, pues ya lo hemos visto que lejos de velar por los intereses de los deportistas, que son nuestros representantes en los eventos, tanto nacionales como internacionales, limitan al máximo los recursos económicos que sustenten su participación en las competencias, mientras ellos y ellas se llenan los bolsillos con los recursos destinados a las becas de nuestras figuras deportivas.
Por cierto, no tenemos que ir muy lejos para comprobar mi comentario, pues tenemos el ejemplo de Emilio Azcárraga Jean, el hombre que mece la cuna en el futbol mexicano y quien heredara el puesto de su padre, Emilio Azcárraga Milmo, mejor conocido como “El Tigre” en los medios deportivos y empresariales.
Ah, y actualmente el caso de moda es el de Ana Guevara, la titular de la Conade, quien les hace ver su suerte a nuestros y nuestras deportistas, como a las representantes de Nado Sincronizado -entre otras disciplinas- al escatimarles, o debiera decir “escamotearles” sus becas, primero, y viáticos, después, y obligarles a buscar apoyos por su cuenta, a fin de acudir a las sedes de las competencias en representación de nuestro México querido, el cual, a pesar de las promesas de quien despacha desde el Palacio nacional, nomás no se transforma y sigue arrastrando los mismos vicios y corruptelas de siempre…
¿Estamos?
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