Más sabe el diablo por viejo que por diablo: Americanistas, los partidos se ganan jugando, no hablando
Por Juan Manuel García García
Fue el mejor equipo del torneo…
Fue el más goleador en lo que iba de la liguilla -por su resultado ante Puebla-…
Fue también el equipo más soberbio, desde su DT y jugadores, hasta los jilgueros de la televisora dueña del equipo, quienes ya hacían Campeón al América…
En nuestro país, la sabiduría popular tiene una gran trascendencia por sus variadas y acertadas consejas o moralejas, como la que en esta ocasión da título a la presente entrega.
Tan variada, decía, que con relación al resultado, lo mismo podría haber utilizado este otro refrán: “No por mucho madrugar, amanece más temprano”, pero a final de cuentas, el mensaje de uno y otro va en el mismo sentido: “Calladitos, todos los señalados, se ven más bonitos”…
Por lo anterior, es menester recordar otro refrán: “No hay que llegar primero; hay que saber llegar”. Y es que si bien, los de Coapa llegaron a la fase final de la liguilla como el mejor equipo de la temporada regular, también es cierto que el Toluca, equipo que lo echó de la competencia, llegó en el sexto lugar y mientras que para los de amarillo de nada les valió el liderato ni las bravatas de su cuerpo técnico, jugadores y jilgueros, para los pupilos de Ignacio Ambriz, el haber llegado a este cotejo como las seguras víctimas de la “máquina de hacer goles” esta etiqueta no les asustó para nada y procedieron a hacer lo suyo: hablar en la cancha y definir el partido de la única manera posible, que es jugándolo.
El partido de vuelta de esta semifinal fue por demás tenso, y la par emocionante hasta el último minuto de los casi 100 que se jugaron, incluyendo el tiempo de reposición, pues el 1-1 final dio pie al 2-3 definitivo, aunque cabe señalar que el resultado del juego de ida en Toluca, si bien terminó con un 2-1 a favor de Ambriz y la causa choricera, en el ánimo de éstos pesaba la falta de Henry sobre el portero Tiago Volpi que no fue sancionada por el silbante con expulsión, lo que despertara en directivos, cuerpo técnico, jugadores y afición la sospecha de que el arbitraje en cancha y en el VAR estaba coludido para beneficiar al equipo de Emilio Azcárraga en esta fase definitoria del torneo, pero seguramente esas sospechas desaparecieron con la decisión del VAR de anular por fuera de lugar el gol de Henry Martin en el partido de vuelta que le daba el título a su equipo.
Esperemos que el haber anulado este gol no sea el justificante para que en un futuro sí se beneficie al equipo del mandamás de la Federación Mexicana de Futbol (FeMexFut).
Emilio Lara buscaba no quién se la hizo, si no quién se la pagara
Por otra parte, cuando concluyó el partido de vuelta y todo parecía estar bien entre los jugadores de ambos conjuntos en la cancha, de repente se inició un conato de bronca iniciado por el canterano Emilio Lara contra el jugador del Toluca Andrés Mosquera, aduciendo que éste se había burlado de él, lo cual seguramente no fue cierto porque hasta tres de sus compañeros y el portero de los Diablos Rojos debieron contenerlo y sacarlo de la cancha sin que ningún otro jugador de amarillo se involucrara en el incidente que, seguramente, fue consecuencia de la inexperiencia, por un lado, y la impotencia y molestia por el resultado negativo sufrido por su equipo.
Considerando lo anterior, mientras que tanto a Ignacio Ambriz y al Toluca les quedó la satisfacción de haber conseguido la victoria con base en la humildad, entrega y actitud positiva, la moraleja para los despistados que ya daban por sentado que su equipo era Campeón por haber humillado al Puebla, es que los partidos se ganan en la cancha, es decir, jugando, no hablando.
En conclusión, si para muchos aficionados, periodistas y jilgueros la eliminación de las Chivas fue un fracaso total en la era de Amaury Vergara, entonces, comparando la cantidad de jugadores extranjeros y naturalizados con que cuenta el América, podemos considerar que el suyo no solo fue un fracaso, sino todo un ¡FRACASOTOTE!…
¿Estamos?