Alfaro apaga las ilusiones de las Chivas, Atlas, Charros de Jalisco y otros equipos que esperaban abrir sus estadios a los aficionados
No hubo de piña…
Seguirá el ayuno de deporte en vivo para los aficionados y de ingresos para los dueños de los clubes deportivos con sede en el estado de Jalisco, quienes no podrán, por lo menos durante el mes de octubre, abrir las puertas de sus respectivos estadios, aún ofreciendo el cumplimiento de todos los protocolos sanitarios impuestos por las autoridades para contener la pandemia de Covid-19 en la entidad.
Lo anterior fue señalado por el Gobernador Enrique Alfaro, quien el pasado lunes hizo énfasis en que de momento, no existen las condiciones apropiadas para volver a los estadios, bares o clases presenciales e, incluso, invitó a la ciudadanía a retomar las actividades preventivas y cortar los avances de contagios de coronavirus en la entidad, toda vez que las estadísticas respecto al número de personas contagiadas en la entidad ha superado las estimaciones que para estas fechas tenían contempladas las autoridades sanitarias correspondientes.
Cabe señalar que para el Ejecutivo Estatal la situación no es tan apremiante todavía como para accionar el botón de emergencia que él mismo estableció como parámetro para cancelar determinadas actividades consideradas esenciales, pero aclaró que como la semana pasada se rebasaron los 4 mil casos activos y la tasa semanal por cada millón de habitantes pasó de 285 a 360 en los últimos quince días, el riesgo de llegar a los 400 -límite para accionar dicho botón-, está latente.
«Nadie quiere volver a parar, pero primero está la salud y la vida de todos. No es broma, si rebasamos los 400 casos en la tasa de incidencia, tendremos que aplicar el mecanismo que diseñamos por consenso en la mesa de salud y reactivación económica para cortar la cadena de contagios», señaló el gobernador.
Al respecto, en mi entrega del pasado 25 de septiembre hacía hincapié en que el contagio de jugadores en el balompié nacional, en todas sus categorías persiste, por lo que, en mi opinión, no parecía lógico que, aún con el seguimiento a los protocolos sanitarios impuestos por las autoridades estatales, se abrieran las puertas de los estadios a los aficionados considerando también el alza en los contagios entre la sociedad civil y cuyas cifras se mencionan líneas arriba.
Y sobre el particular, recordando que este mediodía se juega el partido amistoso entre Holanda (¡no fue penal!) y México, el jugador del Monterrey, Carlos Rodríguez, no podrá participar en ese duelo ni ante Argelia precisamente por haber dado positivo en la prueba que se le practico antes de viajar con la selección nacional y ahora, cumpliendo con el protocolo está aislado del resto del plantel para evitar un contagio al resto del plantel.
Pero ahora, imaginémonos que Rodríguez se contagió no con su familia ni su vida social, sino por algún jugador asintomático de otro de los equipos a los que se ha enfrentado en las dos últimas semanas, entonces el problema es de pronóstico reservado por la cantidad de jugadores que se saludan, se abrazan por meter gol o por ganar el partido o que se agredan al reclamar un falta, es decir, ahí están tan cerca -cara a cara- que cualquier protocolo, por más preventivo que sea, corre el riesgo de perder su funcionalidad.
Por lo pronto, como especifiqué hace doce días, prefiero esperar a que se levante la cuarentena para poder acudir, con seguridad, a los inmuebles deportivos, ya sea el Estadio Akron, el Jalisco, el de los Charros de Jalisco y cualquier otro en el que se desarrolle alguna actividad deportiva, ya sea individual o de conjunto, mientras tanto, me cuido y cuido a los demás, esperando que también se cuiden para nos cuiden a nosotros…
¿Estamos?