Por Juan Manuel García García
La Concacaf, responsable, si no cómplice de los malos arbitrajes contra México
Dejar pasar…
Dejar hacer…
Expresiones usadas por aquellos individuos que alientan la corrupción, un mal no necesariamente exclusivo de los mexicanos, pues esta práctica se ha extendido más allá del territorio nacional, pero esta contracultura, este cáncer ya ha sentado sus reales no solo en la esfera política, si no en la de las medicinas, en la académica, y por qué no, en la deportiva.
Pero obviamente, para que se dé la corrupción deben intervenir, por una parte los que corrompen y por la otra, los que se prestan a ser corrompidos y en este intercambio de favores se ha levantado un verdadero emporio bajo la consigna de que si no lo haces tú, otro lo hará y el beneficio económico que ello representa, pasará a engrosar la cuenta bancaria de quienes se prestaron a vender su honorabilidad, su dignidad y su buen nombre bajo la consigna de medrar no en base a su capacidad si no a su ambición de mejorar su estatus social.
De ahí el título a la entrega de hoy, pues la Confederación del Norte, Centroamérica y del Caribe de Futbol (Concacaf) como organismo rector del futbol profesional en el área, es la instancia responsable de la capacitación de los árbitros de cada país afiliado pero en la práctica no es así, ya que para el que esto escribe, salvo muuuuy contadas excepciones –en el caso de los representantes de países con recursos económicos para solventar la inversión en una verdadera capacitación profesional- el nivel exhibido por los silbantes se puede calificar de regular a malo.
¿Está claro?
Y es que a mayor capacitación, mejores arbitrajes, pero como la regla es que por la depauperada economía de la gran mayoría de países miembros de la Concacaf, hay países que ni siquiera cuentan con ligas profesionales o estadios propios para la celebración de sus compromisos oficiales y en consecuencia tienen que recurrir al mismo organismo rector para que los apoye y puedan cumplir con sus compromisos internacionales y es ahí donde se antoja que pudiera surgir “la mano negra” que se quisiera cobrar el favor.
Y si a eso agregamos la marcada animadversión natural que sienten los funcionarios de determinados países hacia México por la otrora superioridad que lo llevó a ganarse el calificativo de “Gigante” de la zona, dígame usted, amigo lector, más allá de la suspicacia, esa envidia no pudiera devenir en la compra de voluntades para que a través de este tipo de arbitrajes, los equipos logren resultados en la cancha más allá de los que basados en su limitada capacidad futbolística, por lógica, se pudieran esperar.
O acaso los directivos de la Concacaf esperan que algún jugador mexicano -de siempre las víctimas preferidas de estos desastrosos arbitrajes- no sólo sufran lesiones que pongan en riesgo no solo la carrera deportiva de algún jugador, como el caso de Cuauhtémoc Blanco si no, hasta su propia vida, como el reciente caso de Hirving Lozano quien fue cargado por la espalda por un jugador de Trinidad y Tobago y proyectado contra la rodilla del portero, que por inercia salió a achicar su portería y si bien no era su intención lesionarlo, el defensor sí tuvo la intención de empujarlo y es ahí donde surge el encontronazo con el portero con las consecuencias que a punto estuvieron de provocar un daño mayor, pero que de momento le valieron 40 puntadas al jugador para suturar la herida causada.
En verdad, no se vale que por la cobarde o corrupta actuación del árbitro -de cuyo nombre no quiero acordarme-, la lesión del “Chuky” a punto estuvo de pasar a mayores y que, por lo pronto, por el protocolo vigente para atender todo tipo de conmociones, permanecerá ocho días en observación y en lo deportivo, ya fue dado de baja de la selección porque su recuperación física tardará de cuatro a seis semanas, dependiendo de la evolución que vaya registrando.
Yo no sé si tanto el silbante como los árbitros asignados al VAR tendrán la conciencia tranquila, pero sí sé que en al ámbito de las apuestas, legales o ilegales, existe una mafia que apuesta a lo seguro amañando resultados y ante la evidente omisión del cuerpo arbitral en el partido entre México y Trinidad y Tobago, ojalá que por haberse llevado a cabo en Estados Unidos, el FBI inicie otra investigación como la que demostró la corrupción en la FIFA y provocó la caída de Joseph Blatter, por entonces mandamás del organismo rector del futbol mundial y Michel Platini, de la UEFA, además de “llevarse entre las patas” a dirigentes de la Concacaf por la evidente corrupción en ambas organizaciones…