México y el síndrome “de la rana que no sabía que estaba hervida”
Por El Vate Ajeroso
Hola amigos lectores de los escritos de este humilde Vate, los saludo con gusto una vez que decidí interrumpir, porque la situación lo amerita, el año sabático que me había impuesto, ya que en el inter se atravesaron las elecciones más copiosas en nuestra acongojada patria.
Dada la trascendencia de este proceso electoral para la permanencia de la democracia en nuestro país, he decidido expresar mi opinión en cuanto a la actitud pasiva adoptada por algunos mexicanos ante los abiertos embates de este gobierno en su búsqueda por acabar con el único bastión de la democracia que tenemos: el Instituto Nacional Electoral (INE), organismo autónomo encargado de asegurar a la ciudadanía el ejercicio de sus derechos político-electorales; Integrar el Registro federal de Electores; contribuir al desarrollo de la vida democrática; garantizar una elecciones periódica y pacíficas para renovar la integración de los poderes Legislativo y Ejecutivo de la Unión; velar por un voto auténtico y efectivo, además de promover el voto y contribuir con la difusión de la Cultura Democrática.
Y es que esta institución, responsable de proporcionar un suelo parejo a los representantes de los partidos y candidatos independientes que participan en estas elecciones, se ha convertido en un estorbo al partido en el poder -y a su caprichoso fundador y líder-, porque no avala sus actos anticonstitucionales y no se presta a los subterfugios utilizados por éste y sus paniaguados para perpetuarse en el poder, ya que afectan, visiblemente, el rumbo de estos comicios.
Lo grave de esta situación es que parece ignorada por la población en general, cuya inacción contrasta con la de una parte de la sociedad que se ha organizado para hacer frente a la estrategia adoptada por el populista mandamás de este país, quien ha decidido, sin tomarnos en cuenta, que la denominada 4T sea el instrumento para llevar a México al socialismo, al más puro estilo del impuesto en Cuba por los hermanos Castro –éstos son otros, no los famosos y extraordinarios músicos y cantantes mexicanos- y de Hugo Chávez -en Venezuela- devenido, a su muerte, en el “pajaritico” que se le aparece en sueños y aconseja a su sucesor en el poder, Nicolás (in)Maduro para que siga atormentando a la población, hundida en la pobreza y coartando su libertad y el derecho a unas elecciones libres.
Para ejemplificar mejor esta apatía de la sociedad me remito a la fábula escrita en 2005 por Olivier Clerc, escritor y filósofo francés quien con un lenguaje sencillo y comprensible desarrolla el cuento corto para reflexionar sobre “La rana que no sabía que estaba hervida”, en la que muestra enseñanzas muy valiosas que pueden ser utilizadas en diversos contextos.
Esta fábula de la rana hervida está basada en una ley física real:
Si la velocidad de calentamiento de la temperatura del agua es menor de 0.02 º/minuto la rana se queda quieta y se muere al final de la cocción, mientras que a mayor velocidad la rana salta y escapa.
Lo que viene a concluir que si echamos una rana en una olla con agua fría y lentamente vamos calentando el agua puede llegar a hervir y morir sin darse apenas cuenta de ello. En cambio si echamos la rana al agua ya caliente, ésta pegará un salto evitando el peligro.
Teoría del síndrome de la rana hervida
Esta fábula está pensada para llevarla a nuestras vidas, para que reflexionemos sobre el modo de vida que llevamos, y sus posibles consecuencias.
Cuando un cambio –como el resultado de las elecciones de 2018, donde Morena logró los votos suficientes para poner en la presidencia a ya saben quién y a diputados y senadores en sus curules para que apoyaran todas sus iniciativas de ley y modificar así la Constitución a su conveniencia-, se introduce de forma lenta en nuestras vidas escapa de nuestra conciencia sin que nos preparemos para dar una respuesta o una reacción a una situación que se va volviendo peligrosa, incómoda e insostenible.
Entonces nos quedamos sin los recursos necesarios para poder afrontarla una vez que tomamos conciencia de su trascendencia, de tal suerte que cuando aparecen las consecuencias desagradables ya estamos débiles para poder hacerles frente por sí solos. Ésta es la situación de la fábula llevada a nuestras vidas.
Es por ello por lo que resulta preciso estar atento. Estar atento significa reflexionar sobre lo que sucede a nuestro alrededor y por muy bien que nos parezca la situación, hay que estar dispuesto a aprender con humildad, apreciar aquello que tenemos, valorarlo y quererlo, ya que con el cambio, como ya lo vivimos desde 2018, podemos perder no sólo aquello que teníamos, sino también nuestra libertad, como es el proyecto de la 4T.
Aprendizajes que podemos extraer de este síndrome
Muchas veces nos sucede lo que a la rana de la fábula: nos adaptamos a algo que nos parece beneficioso, no atendemos a lo que los demás nos puedan informar –como en el caso de Venezuela- o advertir sobre sus experiencias engañándonos a nosotros mismos creando una situación aparentemente confortable pero que no es real, de ahí que perdamos toda capacidad de reacción para escapar de lo que nos está produciendo un malestar profundo.
Cuando este síndrome se manifiesta resulta tan evidente y desagradable que de inmediato no queda más remedio que atenderlo, tomar consciencia e intentar resolverlo. Muchas veces cuando llegamos a este punto las consecuencias se han vuelto totalmente en nuestra contra, y el esfuerzo que requiere controlar la situación es tan grande que nos derrumbamos indefensos y acabamos hervidos, como la rana.
En México, avisos hemos tenido de gente cercana al venido de Macuspana que una vez entendida su idea se han retirado y marcado distancia, incluso, enfrentándolo abiertamente, como la escritora Elena Poniatowska, quién en su momento le cuestionó el apoyo a Evo Morales después de que se comprobara el fraude electoral cuando buscaba su cuarta reelección al frente de ese país.
“¿Por qué los presidentes de la república quieren eternizarse en el poder? ¿Por qué insiste Evo Morales en creer que no hay nadie más que él?”, escribió al respecto y a partir de ahí salió del círculo más cercano al tabasqueño.
Otro de los que ya están en su contra es su otrora escudero, el Diputado Federal Porfirio Muñoz Ledo, quien ha advertido ya de la tendencia dictatorial del “Jefe Supremo”.
En síntesis, amigos lectores, no sé a ustedes, pero a mí no me gustaría terminar hervido como la rana del cuento y por lo pronto aprovecharé este próximo domingo para hacer la parte que me toca y aprovechar la oportunidad –quizás la última que nos queda para saltar de la olla- de alcanzar a ver la luz al final del oscuro túnel en el que hemos estado transitando estos últimos tres años…
No me gusta decir “se los dije”
pero hace tres años les advertía
que no votaran por AMLO
pues sabía lo que se vendría.
A leguas se le percibía
que traía la escuela Chavista,
igual que otros mandatarios
con tendencia populista.
Como en la fábula de Clerc
en México estamos en trance
igual que la rana hervida
que de escapar no tiene chance.
Una sola oportunidad queda
de que la democracia se afiance:
el voto útil contra de AMLO
para evitar este percance.
Este 6 de junio escojamos
para el Senado y el Congreso
a candidatos que representen
para Morena un contrapeso…
¡Carpe díem!
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