
México ganó la Copa Oro pero aún muy lejos de su mejor nivel; Ahora la incógnita se centra en el futuro del DT interino “Jimmy” Lozano
Por Juan Manuel García García
El TRI apenas ganó con su mejor equipo…
Repitió a Panamá el mismo marcador de la Liga de Naciones de la Concacaf…
“Santi” Giménez, de la banca a la historia…
Mientras Estados Unidos y Canadá menospreciaron la Copa Oro de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Futbol (Concacaf) y jugaron con sus selecciones B –pensando que con eso bastaba para ganar el torneo-, México participó con sus titulares y aún así le sufrió en serio para salir adelante en su duelo final ante Panamá, equipo que, por cierto, buscaba, sin conseguirlo, la revancha después de haber perdido en el partido por el tercer lugar de la Liga de las Naciones de la misma Confederación.
Y es que después de 87 angustiantes minutos de juego en los que el equipo panameño se veía mejor que el mexicano, el revulsivo que necesitaban los pupilos de Jaime “Jimmy” Lozano saltó a la cancha desde la banca para convertirse en el héroe del cotejo al anotar –tras un gran pase de Edson Álvarez-, en una jugada dotada de técnica individual, el gol que les dio la victoria y el noveno título al equipo tricolor para que la Federación Mexicana de Futbol (FeMexFut) lo luzca en sus vitrinas como las Copas de las ediciones de 1993, 1996, 1998, 2003, 2009, 2011, 2015, 2019 y 2023, respectivamente, que lo convierten en el máximo ganador de la Copa Oro, por siete títulos de Estados Unidos, su más cercano perseguidor.
Su nombre: Santiago “Chaquito” Giménez -a quien su familia le dice cariñosamente “Bebote”- y la algarabía que se registró en el SoFi Stadium de Los Ángeles me hizo recordar -aunque le duela “a la mano que mece la cuna” en la FeMexFut- los no tan lejanos tiempos donde Javier Hernández, “El Chicharito”, provocaba, con sus goles, una reacción similar de la afición que se hacía presente en los juegos de la Selección que se llevaban a cabo en cada estadio de la Unión Americana. Por cierto, la anterior edición de la Copa Oro ganada por México fue en 2019 y desde entonces, por capricho de los directivos y director técnico de la Federación Mexicana de Futbol, “El Chicharito” ya no fue convocado para formar parte del TRI.
Por cierto, con el gol de la final y otro ante Haití en la primera ronda, el “Chaquito” anotó dos de los 13 goles conseguidos por México contra dos recibidos (4-0 ante Honduras; 3-1 frente a Haití; 0-1 ante Qatar; 2-0 frente a Costa Rica; 3-0 ante Jamaica y 1-0 frente a Panamá.
Y el hecho de que México haya ganado la Copa Oro eso no significa, para nada, que de nueva cuenta sea considerado el Gigante de la Concacaf, como lo señalé en mi entrega del 26 de junio pasado:
“…más allá del marcador o la diferencia de goles, lo que para un servidor de seguro debe estar preocupando al sustituto de Diego Cocca en al banquillo del TRI, debe ser, precisamente, alcanzar el soporte físico que les permita un mayor rendimiento en la cancha; dominar un estilo de juego, encontrar la alineación idónea para cada cotejo y, sobre todo, recordar que en la medida de que acabe con las intermitencias en el buen accionar del equipo, será más fácil alcanzar el objetivo principal de la competencia: llegar a la final del torneo para enfrentar nuevamente a su rival a vencer, que no es otro más que el representante del país de la barras y las estrellas.
Y es que no hay de otra. México debe buscar, con argumentos futbolísticos, recuperar su imagen como el tradicional equipo a vencer en la Concacaf, pero de que va a ser difícil, eso ni dudarlo, porque el retroceso de las últimas dos décadas ha sido por demás evidente. Y lo peor es que mientras México ha dejado de ser el Gigante de la Zona, países como Jamaica, Honduras, Canadá, Costa Rica y principalmente Estrados Unidos, no sólo han recortado la brecha con el nuestro, sino que ya la desaparecieron y cada día cuesta más trabajo sacar un resultado a favor tan amplio como el del pasado domingo.”
Finalmente, en cuanto al futuro del “Jimmy” Lozano, son muchas las voces de los directores técnicos que aún encontrándose sin trabajo –lo que habla de su honorabilidad, ética y profesionalismo-, o en el retiro y algunos con trabajo, que abogan por el joven DT interino, pero lo que más influenciará en el Comité que tome la decisión sobre su permanencia o no en el cargo, de seguro será la opinión de los jugadores, ya que si no todos, la gran mayoría ha expresado su deseo de que siga en el cargo y el mayor argumento que esgrimen es que se trata de un entrenador mexicano y que sienten más confianza a la hora de hacer algún comentario sobre el sistema táctico establecido para cada cotejo. Empatía, pues…
¿Estamos?
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