Las Chivas sufren las consecuencias de no razonar antes de actuar
Por Juan Manuel García García
Amaury se equivocó al tomar una decisión visceral con los indisciplinados…
Quiso exhibirlos y demostró que es una sardina en un tanque de tiburones…
¿Se tomó en cuenta a Fernando Hierro en esta situación?…
Hace 50 años mi Maestro de Administración (qepd) nos hablaba de cómo prevenir, detectar y resolver errores sin necesidad de que éstos se reflejaran en los Estados Financieros que se presentarían a la Asamblea de Accionistas al final de cada periodo, aduciendo que la mejor solución, siempre, sería sacar provecho de esos errores y así resarcir sus posibles consecuencias, pues a final de cuentas a los socios no les interesa ni el “qué hiciste, ni cómo hiciste” para resolverlo, si no qué resultados arrojó el ejercicio fiscal.
Esos recuerdos vinieron a mi mente a principios del pasado mes de octubre cuando a través de un comunicado por las redes sociales del Club Deportivo Guadalajara, nos enteramos de que Alexis Vega, Cristian Calderón y el jugador de fuerzas básicas Raúl Martínez habían sido separados del primer equipo por haber incurrido en actos de indisciplina en el hotel de concentración donde se encontraban después de haberse jugado en el Estadio “Nemesio Díez” de la capital mexiquense, el juego entre el Toluca y las Chivas rayadas y que la decisión de Amaury Vergara de suspender y separar a los tres jugadores se debió a que éstos llevaron mujeres a dicha concentración.
A lo que se entendió en dicho comunicado es que fue el dueño del equipo quien reaccionó ante tal situación, lo que da a entender que no consultó a su Director Deportivo -el español Fernando Hierro- para tomar esa decisión, lo cual en sí, ya es un error, puesto que en la práctica, es en la figura del Director Deportivo donde el o los dueños de los equipos se apoyan para que, de acuerdo con su capacidad y experiencia, los asesore y sugiera la estrategia a seguir para resolver la situación sin que ésta se haga del dominio público, considerando, a su vez, las medidas disciplinarias a tomar para que la institución deportiva no se vea afectada ante la opinión pública.
Entonces, aplicando lo señalado en el primer párrafo, Amaury Vergara se equivocó al tomar una decisión visceral, puesto que es en los momentos de mayor presión cuando los directivos deben pensar con la cabeza fría, máxime que ya existían antecedentes del comportamiento de Vega y Calderón, es decir, que la anomalía ya se había detectado pero no se había hecho nada para resolverla o, en su caso, las medidas para solucionarlas no fueron efectivas o, simplemente, no se aplicaron.
Es entonces cuando Amaury, lejos de “echarse ese trompo a la uña” él solo, debió reunirse con Hierro y exponerle su postura de que dichos elementos ya no debían seguir en el equipo, en su justificada búsqueda por aplicar una ejemplar sanción a dichos elementos para que el mal comportamiento de éstos no se convirtiera en una práctica común en el equipo más popular del futbol mexicano.
Estoy seguro que entonces Fernando Hierro le hubiera aconsejado buscarle mercado a Vega y ofrecerlo a cambio de otro jugador o en paquete junto con Calderón, pero que no estuviera en riesgo la recuperación económica que sirviera para contratar a uno o más jugadores cuyas características de juego se adaptaran a los requerimientos de Veljko Paunovic.
Sin embargo, ante la acelerada decisión de Amaury, dicha recuperación económica está en riesgo, pues la solución con la que quieren resarcir el daño a la imagen de Vega es “arroparlo y apapacharlo con amor y cariño”, esperando –equivocadamente creo, porque ya es demasiado tarde para eso-, que la percepción de la imagen que los demás equipos tienen del jugador cambie pues según parece, ni en el América ni en el Monterrey les interesa un jugador con esos antecedentes, máxime que sigue siendo demasiado proclive a las lesiones de rodilla que le han afectado desde hace 5 años.
Cabe señalar que fue militando en el Toluca cuando comenzó a “darle gusto al gusto” y también a sufrir lesiones de consideración en la rodilla, la cual le fue intervenida, por cierto, pero la diferencia a lo hecho por la directiva de las Chivas es que en el equipo mexiquense “no hicieron olas” en lo referente a su comportamiento y en lo físico se concretaron a demostrar que la lesión en la rodilla ya había sido superada y sin más ni más, lo vendieron en una millonada a las Chivas cuando el Director Deportivo era ni más ni menos que Ricardo Peláez.
Por cierto, en su reaparición con las Chivas ante los Pumas de la UNAM, ni el arropar y apapachar, ni darle amor y cariño a Alexis Vega por parte de la directiva y el cuerpo técnico dio resultado, pues el jugador demostró que su mente está fuera del equipo rojiblanco, pues ni siquiera al momento de cobrar el penal se le vio concentrado, como si no le importara que de anotar el gol del empate el equipo se mantendría en el cuarto lugar, lo que le permitiría cerrar en casa su primer duelo de la liguilla por el título, precisamente contra el mismo equipo universitario.
En conclusión, podemos considerar que en el tanque de tiburones donde nadan los dueños de los equipos de la liga mx, los escualos del Toluca, entre otros que sí saben tomar decisiones acertadas en la búsqueda de resultados positivos, superan a aquellas sardinas que por su nula capacidad para prevenir, detectar y resarcir errores, son carnada fácil de una especie superior que con sus siete hileras de afilados dientes, se engullen a aquellas cuya limitada capacidad de desarrollo intelectual, las condena al papel de víctimas de su entorno.
Entonces, si Amaury ya aprendió con esta experiencia que los errores de dejarse llevar por las emociones del momento cuestan caro o más bien, muuy caro –sobre todo si no toma en cuenta a su Director Deportivo en la toma de decisiones-, será cuestión de tiempo para que en las inmediaciones de Verde Valle, donde madura el talento rojiblanco, dejen de gestarse las indisciplinas de los jugadores ajenos a la cantera que echan por tierra los postulados de la divisa rojiblanca…
¿Estamos?
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