La gota que derramó el vaso: Ponce, el Judas de las Chivas por su incontrolable temperamento
Ni cómo ayudarlo, la verdad…
Confunde la pasión con la violencia…
Y no tiene control sobre su temperamento…
Miguel Ponce es el Judas de las Chivas, pues con sus múltiples errores que derivan en expulsiones, traiciona los fundamentos del Fair Play o Juego limpio, da al traste con la estrategia de su DT, con el esfuerzo de sus compañeros y con las esperanzas de la afición seguidora de los colores rojiblancos.
¿Es en serio que lo sigan contemplando en el plantel cuando es incapaz de mantener la mente fría en los momentos más difíciles y calientes de cada partido?
Sus reacciones se parecen más a las de un matón de barrio que un deportista comprometido con el bienestar de su equipo, ajenas a las de un jugador consciente de su papel en la cancha y de la importancia del resultado para su equipo, para la institución que representa y de la afición a la que se debe.
En todas instituciones deportivas, sea cual sea la disciplina que se practica, en el staff de asistencia médica siempre existe un departamento encaminado a la salud mental de los jugadores, quizás más importante que las encaminadas a su desarrollo físico-atlético, pues el cerebro es el que debe predominar sobre el funcionamiento adecuado de los músculos.
De ahí viene mi pregunta: ¿acaso no hay psicólogos en el club que estudien cada actuación de los jugadores considerados de alto riesgo por sus incontrolables emociones?
Y lo digo porque no es la primera ni la segunda o tercera vez que Ponce asume el papel de “Ángel Vengador” de las afrentas del conjunto rival, o como recurso antideportivo -dado lo limitado de sus propias capacidades físicas y mentales- para contener, sin falta de por medio, a un jugador con mejores recursos futbolísticos. Es más, si hacemos memoria, en la edición del clásico tapatío del torneo anterior, también fue expulsado por su incontrolable carácter.
“Mente fría y corazón caliente” es la premisa que debe regir a los deportistas, pero siempre, en cualquier equipo, hay ejemplo de que la paciencia y el control sobre sí mismos es letra muerta, pero una buena fórmula para controlar a estos inconscientes que hacen de la barbarie su distintivo, que cuando la ciencia no es suficiente, vienen los castigos al bolsillo, además de las sanciones de carácter disciplinario impuestas por cada institución como máxima medida para contener los impulsos agresivos de quienes no respetan la dignidad y la integridad física de sus rivales en el terreno de juego.
Y es ahí, precisamente, donde entran Ricardo Peláez en el caso de las sanciones económicas y Ricardo cadena, el DT, hasta ahora, para remitirlo a la banca o al equipo de la Sub-20 en calidad de refuerzo en lo que termina su contrato con el chiverío.
Ahora, en cuanto a que si la expulsión de Ponce fue determinante para que el Guadalajara no se impusiera a su rival es incursionar en el terreno de la especulaciones, pero de acuerdo con la Ley de probabilidades, si el equipo se hubiera mantenido con un jugador más que el equipo contrario –al que ya le habían expulsado un elemento por la misma actitud-, contaría con más posibilidades de sacar provecho de esa ventaja…
¿Estamos?
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