Por Juan Manuel García García
In extremis…
¡Uff!…
Apenas…
¿Errores? Muchos…
¿Merecimientos? Pocos…
¿Suerte? Mucha…
Aparte de lo anterior, ¿Qué más dejó el equipo mexicano en la cancha ante Canadá en la Copa Oro?
Decepción…
Así de fácil y así de sencillo.
México (Salcedo) falló en la marca en el gol del empate de los canadienses.
México (Salcedo) falló un penal que hubiera significado recuperar la ventaja obtenida con otro tiro desde los once pasos.
México (toda la zaga) falló en la marca ante los errores de los centrales (Salcedo y Moreno) evidenciando falta de coordinación entre ellos mientras que en la banca Gerardo “Tata” Martino contaba con Araujo y el “Tiba” Sepúlveda.
Futbol generado por el conjunto tricolor: muy poco, más bien a cuenta gotas.
Futbol generado por los canadienses: la mayor parte del tiempo, sobre todo en la segunda mitad, pero a pesar de las desatenciones de la defensa mexicana no fue suficiente para llegar a la final ante la escuadra de las barras y las estrellas, ya fuera por su precipitación a la hora de concretar sus opciones de gol o por las atinadas intervenciones de Talavera.
¿El resultado es justo? No.
¿Por qué?
Porque es una lástima que Canadá se haya quedado en la orilla, pero en el futbol los partidos no se ganan por merecimientos, sino por goles y, para la suerte de la escuadra tricolor, dos aciertos, de Orbelín en el cobro del primer tiro de penal, y Herrera ‘in extremis’ (en el último minuto de juego) en un duelo de muchos errores de su parte, le valieron la victoria y su pase a la final ante su eterno rival en este certamen: la selección de Estados Unidos.
Por cierto, de seguir así el equipo mexicano y por lo visto a la selección local, es más fácil que en la gran final de la Copa Oro, el equipo B de estados Unidos salga airoso ante su odiado rival de la Concacaf, a pesar de que juegue con su equipo estelar y su refuerzo de lujo (?) Rogelio Funes Mori…
¿Estamos?
Deja una respuesta