Entre el árbitro y el VAR echaron a perder el triunfo de las Chivas
Por Juan Manuel García García
Otra vez le cargan la mano a los rojiblancos…
Zaldívar y Lozano debieron ser expulsados…
Y el tercer gol rojinegro no debió contar por fuera de lugar…
Lo que no pueden los jugadores en la cancha, lo pueden los silbantes y los árbitros responsables del VAR.
“Dejar hacer, dejar pasar”, parece ser la consigna sin importarles las consecuencias de su “manga ancha”.
Y es que de acuerdo con el ex árbitro Felipe Ramos Rizo, el silbante César Arturo Ramos Palazuelos manchó su trabajo al no expulsar a dos jugadores del Atlas y peor todavía, por validar el tercer gol rojinegro que fue anotado en fuera de lugar.
Para un servidor, que el árbitro o sus colegas del VAR se equivoquen una vez, puede pasar, pero tantas veces no le puedes cargar la mano a un mismo equipo sin evidenciar que estás actuando de mala fe junto con –en este caso- tus secuaces del VAR.
Pero lo peor es el mensaje que con su mal accionar le están mandando a los jugadores del equipo beneficiado con sus omisiones: que el arbitraje está a su favor porque de otra manera no recurrirían al juego brusco grave como lo hizo Edgar Zaldívar para lesionar con su alevosa entrada sobe la pierna de Fernando Beltrán que motivó su salida de la cancha y quien está en espera de la evaluación final de su lesión. Ni tampoco utilizarían la agresión directa como recurso para detener a su rival, como lo hizo Brian Lozano sobre Antonio “Pollo” Briseño. Y lo más grave, cuando un jugador en fuera de lugar anota un gol aprovechándose de su ubicación adelantada.
Tres decisiones que influyen en un resultado que, de otra manera, no se hubiera dado, pero así están las cosas y que lastima que los jugadores no tengan el amor propio suficiente ni la autoestima para valerse por sí mismos y tengan que recurrir a otras instancias –como escudarse en el arbitraje- para alcanzar sus objetivos.
Me viene a la memoria una conversación que tuve con un colega de El Informador “atlista de corazón”, como él mismo se definía, que quería cambiar el encabezado de mi nota, porque no le gustaba que yo pusiera “Las Chivas ganaron con autoridad el Clásico”.
Y siguió insistiendo hasta que de plano le dije que no la iba a cambiar porque eso fue lo que yo vi en el partido y ahí acabó la discusión, momentáneamente.
Al día siguiente me recibió sonriente en el área de redacción del periódico y me dijo que olvidara todo y que no pasaba nada, que seguíamos igual de amigos y que si el Atlas quería ganar tendría que hacer lo suficiente para imponerse en la cancha.
Me lo encontré, por azares del destino, poco después de que el Atlas consiguiera su primer título y le pregunté si ya estaba satisfecho por el triunfo de su equipo y su respuesta fue que sí en el sentido de que ya el hacía falta otro título, pero tuvo el valor de reconocer que si no hubiera sido por el partido que le ganó en la mesa al América y la ayuda del arbitraje, no lo hubiera conseguido, es decir, que no lo ganó en la cancha…
¿Estamos?