• El sueño de dirigir al TRI, se convirtió en una retahíla de pesadillas para el DT…
• Aunque fue Lozano quien renunció, la FMF presionó su salida…
• Aguirre le sucederá en el cargo, aunque en mayo aseguró que eso no le interesaba…
Jaime Arturo Lozano Espín no volverá a mostrar -en el corto tiempo- la sonrisa abierta, franca y nítida que lo identificaba cuando trabaja en la cancha con sus pupilos. Ni tampoco el rostro adusto cuando algún movimiento en el entrenamiento no era acorde a lo planteado al inicio de la práctica.
Sus característicos gritos desde la banca, ya fueran de aliento o para llamar a algún elemento sobre el terreno de juego para darle indicaciones sobre cómo corregir sus movimientos tanto a la defensa como en el ataque, se irán diluyendo en la memoria colectiva porque Jaime, el “Jimmy” o el “Lamborjimmy”, ya solo serán un recuerdo de su efímero paso como DT de la Selección Mexicana de Futbol, en la cual, por cierto, se comprometió a dar paso al esperado cambio generacional en su plantilla, aunque al final de cuentas, no fue así, ya que siguió dando preferencia a jugadores que ya habían participado en anteriores procesos.
Con él se van también sus sueños de llevar a México, primero, a recuperar su liderazgo en la zona de la CoNCaCaF, después, a estar entre los primeros tres lugares de los equipos participantes en la Copa América y, por último, trascender en la Copa del Mundo de 2026, la cual, como se sabe, se jugará en tres sedes: Canadá, Estados Unidos y México.
Qué lejos estaba entonces de imaginarse que esa sonrisa abierta, franca y nítida se le borraría de su rostro para dar paso a un permanente gesto adusto por los resultados que no fueron tan buenos como se los había imaginado, dando pie a que los sueños de gloria se fueran convirtiendo, gradualmente, en sus peores pesadillas.
Y es que, a final de cuentas, ni logró posicionar a la selección nacional en la cúspide de los torneos regionales, ni en la Copa América, y tampoco los resultados fueron lo suficientemente alentadores como para sostenerlo al frente del llamado “Equipos de todos”, es decir, no pudo llegar hasta el Mundial de 2026.
Por otra parte, después del fracaso en la Copa América, cuando se esperaba el cese inmediato ante los resultados obtenidos (un triunfo ante Jamaica, una derrota ante Venezuela y un empate ante Ecuador), los directivos de la FMF de inmediato lo ratificaron en el cargo, medida con la que trataron de convencer a propios y a extraños de que el trabajo de Lozano era a largo plazo, pero lo que en realidad hicieron fue crear una ambiente muy tenso en el seno de la selección, entre los directivos y, sobre todo, con la afición, que no entendía cómo se le mantenía en el cargo si a otros entrenadores, por menos, los habían cesado de su cargo.
Fue cundo ya estaban en casa (México), que los directivos analizaron a conciencia el peso de sus palabras y se percataron que “se les hizo bolas el engrudo” y aprovecharon que Jaime se quedó algunos días más en los Estados Unidos para pasear con su familia, que poco a poco comenzaron a preparar, a sus espaldas, “La espada de Damocles” como único recurso para salir del berenjenal en que ellos mismos se metieron. Ya solamente estaban esperando que el otrora flamante DT presentara su informe sobre la actuación del equipo en la Copa América para que él solo dejara caer la mencionada espada sobre su cuello.
La estrategia fue enredarlo con el cuento de que, a pesar de que los resultados hasta ese momento no eran los esperados, seguían confiando en su capacidad, que quizás le faltaba un poco más de experiencia, de ahí que lo pusieron entre la espada y la pared al ofrecerle el puesto de Auxiliar Técnico de Javier Aguirre, primera opción de los federativos, ya que “El Vasco” llegó en mayo a la selección como “asesor” del entonces todavía DT nacional.
Obviamente, el devaluado “Lamborjimmy” no aceptó al considerar dicho ofrecimiento como una falta de respeto a su condición y al fallar en ese primer intento, entonces se fueron por la vía más fácil: criticar su estrategia de juego y fue entonces cuando Jaime Arturo Lozano Espín tomó la decisión de renunciar y dejarles el camino libre para que contrataran a quien ellos quisieran.
Aquí cabe señalar que cuando Javier Aguirre llegó a la FMF lo presentaron como asesor de Lozano y cuando fue cuestionado sobre cuáles serían sus funciones, hizo hincapié en que únicamente apoyaría al DT nacional con su experiencia -por cierto, mucho mayor que la del propio Lozano- y a pregunta expresa, aseguró que no le interesaba quedarse en su lugar en un futuro.
Bueno, eso fue lo que en su momento “El Vasco” dijo, pero no es difícil para quien esto escribe, entender que obviamente era considerado como el relevo de lujo por parte de los federativos, quienes a lo largo de su historia nos han demostrado que “no dan paso sin huarache” …
¿Estamos?